Recuperando la Confianza: El verdadero rol de las fundaciones en medio del escándalo de corrupción – Fundación Emprender

Recuperando la Confianza: El verdadero rol de las fundaciones en medio del escándalo de corrupción

El reciente escándalo de corrupción en Chile, que involucra a fundaciones y gobiernos regionales, amenaza con seguir socavando la confianza en las instituciones. En la última medición de reputación corporativa de IPSOS e INC Consultores, las ONG y fundaciones perdieron 21 puntos porcentuales en su reputación positiva, llegando a un neto de -7.

Sin embargo, ¿es esto justo? ¿Es razonable culpar a las fundaciones, en general, por el aprovechamiento que algunos partidos políticos han hecho de ellas para, aparentemente, defraudar al Estado? Es crucial entender que el problema subyacente no radica en las fundaciones en sí, sino en la ética pública y la falta de integridad. Es esencial abordar este tema con claridad y responsabilidad, destacando puntos clave que nos ayuden a recuperar la confianza perdida.

  1. El problema ético como eje central:

En lugar de culpar a las fundaciones, debemos reconocer que el verdadero problema reside en la falta de ética en la gestión pública. Es fundamental distinguir entre las fundaciones que trabajan de manera legítima en colaboración con el Estado y aquellos individuos que han abusado del sistema para sus propios fines. Algunos sectores políticos pueden intentar aprovechar esta situación para promover sus agendas (por ejemplo, cambiar el modelo de intervención a favor del Estado), pero es importante no caer en la trampa de las generalizaciones infundadas y, menos, en el tramposo intento de sacar provecho del propio ilícito. El enfoque debe ser erradicar la corrupción y fortalecer la colaboración público-privada en beneficio de la sociedad.

  1. Previniendo el triunfo de la desconfianza:

La filósofa Hannah Arendt señaló con acierto que la desesperanza puede erosionar la democracia porque la participación requiere que confiemos en que juntos es posible mejorar la vida que compartimos. En este contexto, la desconfianza en las fundaciones y ONG podría dar paso a una mayor crisis de confianza en las instituciones en general. La confianza es el cimiento sobre el cual se construye una sociedad funcional, y su deterioro podría hacer que la cooperación sea más difícil y costosa. Reconocer este riesgo nos motiva a trabajar en la restauración de la confianza, no solo en nuestras instituciones, sino en el tejido social completo.

  1. Recuperando la confianza a través de la acción:

La confianza no puede ser restaurada únicamente a través de discursos, sino a través de acciones concretas. Como afirmaba el sociólogo Émile Durkheim y han desarrollado los teóricos del capital social, la confianza es un adhesivo social. El desafío que enfrentan las fundaciones y ONG es claro: elevar nuestros estándares y el impacto que generamos en la sociedad. La interacción eficaz y constante con las comunidades a las que servimos será el puente que reconstruirá la confianza perdida. La praxis, la acción en la práctica, es lo que demostrará nuestra integridad y compromiso genuino.

En momentos de adversidad, las fundaciones y ONG enfrentan la responsabilidad de liderar con ética y transparencia. Aunque la falta de integridad y las conductas abusivas por parte de individuos malintencionados hayan dañado la fe pública, las fundaciones genuinas y comprometidas no solo con su misión, sino también con la sociedad, deben asumir un papel activo en la recuperación de la confianza perdida.

Las malas prácticas y la fiscalización insuficiente no deben empañar la labor invaluable de las fundaciones auténticas, pues ellas son agentes necesarios de cambio social, con la misión tanto de mejorar sus prácticas internas como de impulsar una mayor transparencia para toda la sociedad civil.

El desafío es mayúsculo, pero la oportunidad de marcar una diferencia duradera en la percepción de las fundaciones y en la colaboración público-privada es aún mayor. Al enfocarnos en fortalecer los mecanismos de transparencia, en promover prácticas éticas y en generar un impacto positivo palpable en la sociedad, las fundaciones auténticas pueden liderar el camino hacia la recuperación de la confianza y la construcción de una sociedad más justa y confiable.